sábado, 14 de noviembre de 2009

MI CONFRONTACION CON LA DOCENCIA

Mi nombre es Héctor Guadalupe Ordóñez Ruiz, nací en Guadalajara hace 43 años y cuando tenía 4 años nos mudamos a Ciudad Guzmán donde estudié y ahora vivo y trabajo en el CBTis 226. Desde primaria estudié en escuelas públicas de Cd. Guzmán, al terminar la secundaria yo tenía la intención (¿vocación?) de ser y trabajar como maestro. Por algunas circunstancias desfavorables decidí no estudiar la normal para maestros y decidí ingresar al Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán (del cual estoy orgulloso) donde concluí las carreras de Técnico en Electrónica en 1985 e Ingeniería Electrónica en 1987, seguramente influenciado por el perfil profesional de mi padre que para entonces era el responsable técnico de las radiodifusoras de la Ciudad, cargo que siempre desempeñó con exagerado celo y responsabilidad, y por un creciente gusto por el futuro de la electrónica.

Al egresar del Tecnológico se me ofrecía trabajar como maestro en el mismo plantel, pero en ese entonces no me parecía la idea de después de haber estado en la escuela por tantos años, dedicar el resto de mi vida a seguir en la escuela (así pensaba por aquel entonces. Yo me planteaba que si me gustaría dar clases mas adelante, después de haber tenido otras experiencias profesionales que aportarles a los alumnos.

Por ese tiempo, me fui a trabajar a Guadalajara donde laboré por diez años para varias empresas y hasta por mi cuenta, siempre en el área de las computadoras, por lo que me empapé de todo lo que tiene que ver con la computación: ensamble, mantenimiento preventivo, correctivo, servicio y comercialización de equipo de cómputo.
Era yo mi propio jefe cuando el entonces Director del CBTis 226 donde ahora laboro, me contactó por recomendación y al conocer mi experiencia profesional y me invitó a hacer una solicitud de empleo pues había una vacante en la escuela y dijo que requerían una persona con mi perfil.

Yo tomé esa propuesta como la oportunidad de volver a mi querida Zapotlán donde viven mis padres y hermanos, donde podríamos vivir y ver crecer a nuestros hijos mas tranquilos, lejos del ajetreo de una gran ciudad y a la vez, poder trabajar como maestro, que era mi vocación original. Creo que ya nos viene de familia. En total somos 7 los miembros quienes trabajamos en el magisterio.

Desde Febrero de 1999 me incorporé a la DGETI y me siento muy orgulloso de formar parte de la plantilla de esta institución y de la DGETI. Pienso que pocos trabajos pueden ser tan gratificantes como el de ser maestro. Poseo espíritu de servicio y lo veo como la oportunidad de poder aportar mi granito de arena en la pesada y mal ponderada labor de educar.

Considero que el trabajar de maestro debe ser tomado como un gran compromiso y que nuestra influencia sobre los alumnos es de una gran trascendencia en su formación pues ellos aprenden por imitación, lo bueno y lo malo, por lo que debemos ser congruentes. ¿Cómo les voy a pedir puntualidad si yo no lo soy, organización si no la tengo, respeto si yo no respeto?

Ciertamente el trabajar como maestro también nos trae sinsabores como ingresos cortos y la insatisfacción de no poder acompañar a los alumnos a la consecución de metas mas altas, pero que gusto da oir a alguien expresarse bien de nuestro trabajo o que ex alumnos nos saluden y reconozcan con afecto.

1 comentario:

  1. Hola Héctor:
    Comparto contigo el orgullo de formar parte de la DGETI y también estoy de acuerdo en que nuestra labor docente es muy gratificante como lo mencionas y lo vives, me doy cuenta que presentas un gran compromiso y actitud de servicio con tu vocación docente, por lo que considero que tienes bien definido tu compromiso docente.

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